Edición Nº2, 02 Junio 2009
 


Guillermo Pickering
Presidente ejecutivo Asociación de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess)

Medioambiente y sanitarias: celebración con tareas pendientes

Este 5 de junio se celebrará una vez más el Día Mundial del Medioambiente. Para nosotros, como industria sanitaria, es una fecha de la cual nos sentimos legítimamente parte.


A partir de las cuantiosas inversiones que las empresas del sector han destinado al tratamiento de aguas servidas en los últimos ocho años, que llegan a casi US$1.300 millones, hemos llevado a cabo una verdadera revolución en esta industria, impactando positivamente nuestro medioambiente. Junto con ello, Chile ha logrado consolidar altos estándares a nivel mundial en el ámbito sanitario. Así, hoy la cobertura en agua potable alcanza a un 99,8%, mientras que la de alcantarillado llega a un 95,3%.

De esta manera también, en cuanto a tratamiento de aguas servidas, en 2009 la cobertura será superior a un 84,5%, lo que significa brindar este servicio a 12,1 millones de personas.

Todo lo anterior nos permite decir que somos una industria líder en materia medioambiental, incluso a nivel internacional, por delante de países como Francia, Estados Unidos y Canadá, al punto que ha sido citada por la OECD como un ejemplo en el mundo.

Sin embargo, dichas cifras, aunque ciertamente cuantiosas, no expresan por sí mismas el gran salto cualitativo que significa para Chile y sus habitantes la limpieza de ríos, lagos y bordes costeros. Así, se han recuperado miles de hectáreas para riego, contribuyendo al desarrollo de un sector agroalimentario de calidad mundial. Además, se ha recuperado para el turismo el borde costero de vastas áreas urbanas. De esta forma, importantes zonas tienen un nivel superior al promedio nacional en la limpieza de sus aguas, como es el caso de las regiones de Antofagasta (100%); de Arica y Parinacota (99,1%); de Coquimbo (96,1%); de Valparaíso (93,8%); y del Bío Bío (97%).

Otro de los beneficios de esta revolución, según estudios de prestigiosas universidades nacionales, se ha reflejado en la significativa disminución de las enfermedades entéricas, ahorrándole al Estado chileno cuantiosos recursos. De hecho, la OMS indica que por US$1 invertido en tratamiento de aguas servidas se ahorra US$2,5 en salud. Sobre la base de ese cálculo entonces, sólo en los últimos ocho años Chile ha ahorrado más de US$3.200 millones.

A pesar de todos estos logros, es necesario reconocer que nuestra tarea como país y como sector no está concluida. Existen temas pendientes en materia de servicios sanitarios para cuyo análisis y solución, si corresponde, estamos disponibles. En ese sentido, hemos visto como en el norte del país hay diferencias por el uso del agua en cuanto a qué sector (minería, agricultura y/o consumo humano) puede hacer uso prioritario de ella. Quiero recordar aquí que nuestro sector destina un 4% del total de agua cruda al uso por parte de la población. Desde esa perspectiva, una gestión integral de cuencas debe ser el eje rector que priorice eficientemente la utilización de este recurso, poniendo al consumo humano en primera línea frente a otras actividades productivas.

Otro tema pendiente como país es mejorar la cobertura de alcantarillado y tratamiento de las aguas servidas en zonas rurales, donde los avances a la fecha han sido insuficientes si los comparamos con los de las áreas urbanas. Los niveles de cobertura respectivos allí son apenas cercanos al 47% y 8% respectivamente. Cabe recordar que los sistemas de sectores rurales atienden a un millón y medio de personas. Por de pronto, se está analizando en el Parlamento una iniciativa para mejorar el servicio de agua potable rural que, en nuestra opinión, debe ser mejorado para permitir que todos los chilenos tengan acceso a un servicio de la más alta calidad. Como sector sanitario tenemos la experiencia y el nivel de gestión para participar en este sistema.

Otro tema relevante a mejorar es el cumplimiento y fiscalización de las normas de emisión que regulan la descarga de residuos líquidos al alcantarillado, cuerpos de agua superficiales y subterráneos. De lo contrario, se seguirá atentando contra los grandes esfuerzos y logros que alcanzados en materia de tratamiento de aguas servidas. Por ello, es clave que la nueva institucionalidad ambiental, que también se analiza en el Congreso, aborde el tema de la fiscalización, de modo de prevenir y evitar lamentables episodios como el del río Cruces, donde, producto de la descarga de riles sin tratamiento a sus aguas, se contaminó el río y se dañó seriamente el ecosistema.

En consecuencia, en la medida que trabajemos teniendo a la vista la importancia estratégica de este recurso y la necesidad de aportar a su sustentabilidad, estaremos contribuyendo así a un mejor medioambiente y a la calidad de vida de las futuras generaciones.

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