Edición Nº5, 04 de Septiembre 2009
 


Santiago Hernando:

EMISARIOS SUBMARINOS: UNA SOLUCIÓN EFICIENTE

Así como con la llegada de la primavera aparecen las primeras golondrinas, cada cierto tiempo los emisarios submarinos son objeto de discusión pública en algunas ciudades con borde costero.

Declaraciones como que “se cobra a la gente por un servicio que no existe” (el tratamiento de aguas servidas); que se “generan daños muy relevantes al medio ambiente” o “que deberían existir tratamientos secundarios; terciarios, ya forman parte de una discusión rutinaria donde rara vez se escucha la opinión de alguna de nuestras empresas sanitarias reunidas en Andess o de técnicos en la materia.

Quiero hacerme cargo de los temas y contribuir a la discusión con los argumentos de la “otra parte”: Los emisarios submarinos no sólo son sistemas de tratamiento de aguas servidas, sino que además, son una solución eficiente y ambientalmente sustentable para nuestras ciudades costeras.

En efecto, los emisarios submarinos se diseñan y construyen para aprovechar al máximo la capacidad de autodepuración que tiene el mar. En éste tienen lugar los mismos procesos biológicos que replicamos –de forma concentrada- en las plantas de tratamiento secundario de las compañías sanitarias. Es un error pensar que los elementos contaminantes de las aguas servidas dispuestas en el mar a través de emisarios, simplemente se acumulan en el tiempo o, en el mejor de los casos, se dispersan y diluyen. La materia orgánica que está presente en las aguas servidas es degradada por los microorganismos presentes de forma natural en el agua de mar, convirtiéndola en elementos inocuos –al igual que en las plantas de tratamiento-. Por su parte, los patógenos mueren por efectos de la salinidad del agua, del sol y la competencia con otros microorganismos.

Los emisarios generan zonas acotadas de sacrificio en el mar, donde no se pueden desarrollar actividades tales como cultivos marinos o deportes con contacto. Y por esto mismo es que su diseño se realiza para minimizar esas zonas –con largo ductos mar adentro- y conseguir que nuestras playas sean aptas para el baño. Así, gracias a los emisarios submarinos, prácticamente la totalidad de las playas del país muestra desde hace unos años en todo Chile –tras la incorporación de emisarios- estándares de calidad de clase mundial, sin riesgos para la salud de los bañistas.

Para que el sistema funcione, es relevante que no sobrepasemos la capacidad de autodepuración del mar. En este aspecto, en Chile la noticia es positiva, dada la baja densidad de habitantes, medida respecto del inmenso litoral disponible.

Con todo, conforme las economías de los países se desarrollan, siempre es posible ir mejorando en el tiempo estos tratamientos, para minimizar aún más el impacto en la naturaleza, en este caso, extrayendo en el tiempo más contaminantes al agua utilizada, antes de verterla al mar. Al respecto, creo que hay consenso con ese planteamiento. Pero debemos previamente analizar los aspectos negativos de esta decisión. Como intensificar el tratamiento de las aguas significa mayor uso de energía (y, nuevamente, “impacto ambiental“) así como mayores inversiones que deberán soportar los propios ciudadanos, debe haber completo convencimiento por parte de todos acerca de los beneficios ambientales, sociales y económicos que esta decisión involucrará, para no cargar a los clientes con mayores costos.

En estos momentos, hay en el país proyectos con mucha mayor rentabilidad ambiental, social y económica que la sofisticación del tratamiento en los emisarios submarinos. Por de pronto, no conseguiremos que las playas estén en mejores condiciones (con las inversiones ya realizadas éstas están limpias) ni resolveremos “problemas ambientales inquietantes”, pues claramente, como hemos dicho, no existen.

Entonces, alegrémonos de poder contar con un sistema de tratamiento que, obteniendo estándares ambientales altos para las ciudades costeras, suponen el menor costo posible para nuestros clientes.

Santiago Hernando P.
Gerente general
Grupo de Empresas Aguas Nuevas S.A.

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