Con un campamento en la montaña, la sanitaria Essbio, en coordinación con Fundación Vertical, busca apoyar a 81 jóvenes pertenecientes a comunas que se vieron fuertemente afectadas tras el terremoto. El propósito: invitarles a vivir unas vacaciones diferentes en Las Trancas, sector cordillerano de la comuna de Pinto.

Es así como durante una semana, los niños y niñas provenientes de Rancagua, Rengo, Santa Cruz, Cauquenes, Pelluhue y Arauco están siendo parte de esta experiencia, que busca desarrollar en ellos habilidades de liderazgo para que puedan aplicarlas posteriormente en sus entornos. Esto es más significativo aún en el caso de los jóvenes que actualmente viven en aldeas (campamentos) y debieron cambiar por completo su rutina diaria tras el terremoto.

“Essbio trabaja hace varios años en forma seria y comprometida en la formación de niños, niñas y jóvenes comprometidos con el cuidado del agua y del medioambiente”, expresó el Gerente Relación Comunidad de Essbio, Rodrigo Díaz. “Esta iniciativa en particular busca, además de eso, potenciar en ellos el liderazgo y que regresen a sus hogares con una energía positiva, contentos y con un hermoso recuerdo de sus vacaciones de verano”, añadió.

Este campamento está liderado por Vertical, fundación a cargo del expedicionario Rodrigo Jordán con amplia trayectoria en este tipo de iniciativas. El coordinador general de la actividad, Gabriel Becker comentó que “estamos potenciando en estos jóvenes habilidades sociales como el trabajo en equipo que les permitirán luego liderar sus grupos de pares y desarrollar actividades diferentes que les posibiliten ir dejando atrás el mal recuerdo del terremoto”, dijo.

A Macarena Viera, de 15 años, alumna del Liceo Comercial Diego Portales de Rancagua; lo que más le ha gustado es el contacto con la naturaleza: “esta semana con todas las actividades que hemos realizado acá se me ha olvidado todo, no he pensado en lo que significa vivir en mediaguas y el no tener privacidad”, dijo. Respecto al aprendizaje que aplicará cuando regrese a su rutina, es enfática: “el primer basurero que uno tiene, si no hay otro, son los bolsillos y después hay que buscar uno de los normales”, expresó.

Además de interactuar con otros menores que han pasado por experiencias similares, estos jóvenes han realizado variadas actividades tales como trekking, canopy, escalada, rapel, campamento en la montaña, talleres y piscina.

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