Edición Nº15, 02 de Diciembre de 2010
 
 


CALIDAD DEL AGUA POTABLE EN CHILE: CONSUMIRLA HACE BIEN

Guillermo Pickering de la Fuente
Presidente ejecutivo de ANDESS
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De tiempo en tiempo, aparecen publicaciones en la prensa alertando sobre elementos presente en el agua potable que podrían resultar nocivos para la salud o que le dan un aspecto poco potable.

En el último informe de calidad de servicio elaborado por la Superintendencia de Servicios Santiarios (SISS), el indicador calidad del agua potable que da cuenta del cumplimento de aspectos referidos a la calidad física, química y bacteriológica del agua, así como del muestreo en terreno, entrega un excelente resultado. Para un mejor entendimiento, llevado a una escala de calificaciones entre 1 y 7, el resultado es equivalente a una nota 6,85.

Es importante que los chilenos sepamos que la autoridad sanitaria del país verifica permanentemente el cumplimiento de los parámetros establecidos para el control de la calidad del agua potable que se consume en Chile. Según las normas vigentes, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) debe fiscalizar parámetros microbiológicos, físicos y químicos, que abarcan aspectos de turbiedad y de elementos o sustancias de importancia para la salud, además de considerar aspectos organolépticos (olor, color y sabor).

Los prestadores de servicios sanitarios están obligados a garantizar y cuidar permanentemente la calidad del agua que suministran a sus clientes, por lo que han implementado diferentes tecnologías de tratamiento y potabilización, cuyos procesos están al nivel de los más altos estándares internacionales. En ellos, se remueve cualquier sustancia dañina para la salud y se verifica a diario su calidad, mediante análisis efectuados por laboratorios independientes y certificados para las distintas etapas de estos procesos; es decir, desde controles a las distintas fuentes de captación y estanques (copas), hasta redes de distribución, los que son reportados regularmente a las distintas entidades fiscalizadoras.

Consumir agua es una necesidad básica del ser humano; se ha establecido que mientras una persona puede estar hasta noventa días sin comer, sólo resiste un máximo de cinco sin beber agua, antes de comenzar a sufrir un deterioro importante en su organismo. El agua es necesaria para distintos procesos, que van desde la digestión de los alimentos, hasta la regulación de la temperatura corporal, la distribución del oxígeno y de los nutrientes de las células y la lubricación de zonas que rozan, como párpados y articulaciones.

Es por ello que beber agua a diario es fundamental para mantener una condición saludable, desde la piel hasta los huesos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo diario de dos litros para los adultos, los que deben regularse según la época del año y si se practica o no actividad física. Y, en particular, agua de la llave de nuestras casas.

Esto, que parece tan normal para nosotros, supera ampliamente la meta del milenio establecida por la ONU en esta materia, que espera que para el 2015 se haya reducido a la mitad el porcentaje de personas sin acceso sostenible a agua potable y a servicios básicos de saneamiento.

Chile alcanza prácticamente el 100% de cobertura de este servicio en las áreas urbanas, producto de su liderazgo histórico en la región en esta materia y de la modernización de los servicios, que sólo en infraestructura destinada a la producción y distribución de agua potable, ha alcanzado una inversión superior a los US$700 en los últimos diez años.

Por eso, podemos decir con propiedad que las empresas de servicios sanitarios entregan a sus clientes de las zonas urbanas concesionadas agua potable sana y segura para el consumo humano, que hace bien y que la tiene, literalmente, al alcance de su mano.


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