Edición Nº16, 13 de Enero de 2011
 



Un Buen Marco Regulatorio


Como ANDESS no nos corresponde pronunciarnos sobre la venta de las acciones del Estado, independientemente de las opiniones personales que cada uno de nosotros podamos tener sobre la materia. No obstante, si nos corresponde como gremio rebatir las afirmaciones erróneas que cuestionan el marco regulatorio.



En los últimos días hemos visto publicadas opiniones que critican la regulación sanitaria, sosteniendo que las empresas del sector tendrían rentabilidades excesivas y tarifas elevadas, lo que haría necesario un cambio normativo.

Como ANDESS no nos corresponde pronunciarnos sobre la venta de las acciones del Estado, independientemente de las opiniones personales que cada uno de nosotros podamos tener sobre la materia. No obstante, si nos corresponde como gremio rebatir las afirmaciones erróneas que cuestionan el marco regulatorio.

El método adecuado para medir la rentabilidad de la industria es calcularla sobre sus activos y no sobre el capital, ya que este último indicador depende de factores que nada tiene que ver con la regulación, como es por ejemplo la relación deuda/capital que decidan mantener los accionistas de las empresas.

Según los datos de la página de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) la rentabilidad sobre activos de la industria ha sido en promedio de un 8,3% en los últimos 12 años. En el hecho, la rentabilidad ha estado muy cerca del piso establecido en la regulación -7%- lo que es prueba de la eficacia del marco regulatorio para mantener las tarifas en línea con los objetivos de la normativa del sector.

Por otro lado, mal pueden las empresas sanitarias ejercer abuso alguno cuando sus tarifas son fijadas por la autoridad, siguiendo un procedimiento enteramente normado. La SISS no sólo fija las tarifas, sino también aprueba los planes de inversión, supervisa de manera permanente a las empresas y aplica multas cuando las normas no se cumplen a cabalidad.

Además los críticos eluden mencionar que el marco regulatorio contempla un importante espacio para la participación ciudadana, lo que hace imposible actuaciones poco transparentes o de espaldas a los clientes.

Cabe destacar que el modelo imperante nos ha permitido brindar un servicio de calidad internacional a un precio justo, asegurando su acceso a toda la población a través de subsidios focalizados en las familias más vulnerables, los que alcanzan a más de 700.000 hogares.

También cometen un error los que señalan que las tarifas han subido injustificadamente o quienes las comparan con las de otros países de Latino América, que no cuentan con la calidad, la continuidad del servicio ni el nivel de descontaminación de aguas servidas chileno. Lo apropiado –entonces- es hacerlo con el de los países de la OECD que tienen calidad de servicio y cobertura similares al nuestro. Así, la tarifa media por los servicios de agua potable, alcantarillado y descontaminación en Chile es cercana a US$ 1,5/m3, mientras que el promedio de los otros países alcanza a los US$ 2,7/m3.

Pero, y más allá de los números, cabe reiterar que es el marco normativo el que permitió que en pocos años Chile alcanzara una cobertura en tratamiento de aguas servidas que supera la de muchos países desarrollados. Por ello, no parece serio que ahora que la inversión está hecha y los riesgos asumidos, algunos, sin antecedentes sólidos ni cálculos bien hechos, quieran cambiar las reglas del juego y expropiar parte de los ingresos que las empresas requieren para amortizar dichas inversiones.

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