Edición Nº 27, 24 de enero de 2012
 

Guillermo Pickering de la Fuente:


Turismo y aguas limpias

El esfuerzo de la industria sanitaria no sólo ha apuntado a la descontaminación de aguas servidas, sino que también ha incluido la eliminación de enormes cantidades de sólidos y de basuras, que eran descargadas sin tratamiento directamente a diferentes cuerpos de agua como lagos, ríos y borde costero. En los últimos años, hemos podido comprobar cómo estas riberas se han ido limpiando y, junto con ello, se ha visto el auge de emprendimientos turísticos.


Nuestro país se caracteriza por sus paisajes contrastantes y su variada naturaleza, de mar a cordillera. Quienes nos visitan del extranjero sostienen que somos privilegiados y, sin duda, tienen toda la razón.

Pero no debemos olvidar que por mucho tiempo, el desarrollo de las actividades económicas, y de las propias ciudades, impidió el goce en plenitud de nuestros atractivos naturales, sobre todo de los ríos, lagos y bordes costeros, que son los que atraen la mayor cantidad de veraneantes.

En los últimos años, hemos podido comprobar cómo estas riberas se han ido limpiando. Junto con ello, han visto el auge de emprendimientos turísticos -antes impensados- desarrollados por familias que han creado empleos, y por ende, han mejorado sus ingresos, lo cual ha impactado positivamente en su calidad de vida.

Esta mejora ambiental se explica por el compromiso que asumió el país en materia de descontaminación y, en este caso particular, por el trabajo humano, la innovación y las inversiones realizadas por las empresas sanitarias.

El esfuerzo de la industria sanitaria no sólo ha apuntado a la descontaminación de aguas servidas, sino que también ha incluido la eliminación de enormes cantidades de sólidos y de basuras, que eran descargadas directamente al agua más cercana.

Cuando ello sucedía en los ríos y en el mar, sus ecosistemas eran alterados negativamente, incluyendo el fondo marino, provocando migraciones de fauna y poniendo en peligro de extinción diversas especies de la flora.

Para imaginar la magnitud del problema que vivíamos como país, si sumamos el total del agua que actualmente descontaminan los más de 260 sistemas de tratamiento -a cargo de las empresas sanitarias- sería equivalente al caudal de un río como el Aconcagua, con caudales aproximados de 30 m3/s; y la materia orgánica y basuras vertidas anualmente, al medio marino, superaría ampliamente las dos millones de toneladas al año.

Como ejemplos concretos, podemos mencionar los ríos: Loa, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Illapel, Petorca, Aconcagua, Estero Puangue, Mapocho, Maipo, Tinguiririca, Cachapoal, Biobío, Malleco, Cautín, Imperial y el Valdivia; además, de los lagos Villarrica y Llanquihue.

A ellos podemos sumar los bordes costeros en las ciudades de Arica, Iquique, Antofagasta, Huasco, Caldera, La Serena, Papudo, Zapallar, Cachagua, Quinteros, Puchuncaví, Viña del Mar, Reñaca, Valparaíso, San Antonio y todos los balnearios del litoral central. Así como también, los de Pichilemu, Gran Concepción, Puerto Montt, Puerto Natales, Punta Arenas y Porvenir.

La industria sanitaria seguirá trabajando acorde a esta senda medioambiental y trabajará inspirada en crear las mejores soluciones a los desafíos turísticos que impone el desarrollo del país, en todos sus ámbitos.

Guillermo Pickering de la Fuente
Presidente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios
ANDESS A.G.

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