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La recuperación de la infraestructura sanitaria dañada superó los US$ 120 millones. Pero gracias a la contratación de seguros, ello no implicó costo alguno para el Estado ni impactó en lo absoluto en las cuentas de las familias. Hoy podemos afirmar que las compañías afectadas supieron responder y estar a la altura de esta compleja situación con un alto sentido de responsabilidad y compromiso con el país, destacando el hecho de que muchos de sus propios colaboradores figuraban entre los propios damnificados. Pese a la enorme magnitud del movimiento telúrico, apenas 72 horas después había un 87,5% del suministro de agua potable en la zona afectada, focalizada entre las regiones de Valparaíso y de La Araucanía. A cinco días del sismo, el 90% del servicio estaba restablecido, y las regiones de Valparaíso, Metropolitana, de O’Higgins y de La Araucanía ya contaban con un 100% de suministro de agua potable. No obstante, hubo zonas en las regiones del Maule y Biobío, donde la profundidad y extensión de los daños a la infraestructura fueron tan graves, que pusieron a prueba al máximo la gestión de las compañías. La reposición y reparación de la infraestructura sanitaria de gran envergadura, tales como acueductos, estanques y plantas de tratamiento de aguas servidas, redes de agua potable y de alcantarillado, no fue una tarea sencilla. En complejidad, fue equivalente a la construcción de puentes, puertos y hospitales. Hoy podemos afirmar que, enfrentados a la mayor catástrofe, cumplimos con el país, motivo por el cual las compañías que se vieron afectadas han seguido implementando sus planes de inversión para entregar un servicio prioritario para la población. Guillermo Pickering de la Fuente
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