Edición Nº 33, 18 de julio de 2012
 


Guillermo Pickering de la Fuente:


Mitos y verdades sobre la gestión de las aguas lluvias en las ciudades

 

 


Los meteorólogos han anunciado la buena noticia del paulatino retiro del denominado fenómeno climático La Niña, que al enfriar las aguas del mar hace que disminuyan las precipitaciones en Chile continental. Esta situación se mantuvo por tres años consecutivos y provocó escasez hídrica entre las regiones de Atacama y La Araucanía. Cabe esperar que lo expertos estén en lo cierto.

Entonces, ya entrando en un año normal de precipitaciones vuelven a aflorar los problemas de siempre cada vez que llueve copiosamente en las ciudades: anegamientos de los sectores bajos y desbordes de sistemas de alcantarillado producto del ingreso de las aguas lluvias, daños a la propiedad, en especial las viviendas, deterioro de las vías de circulación y los consiguientes aumentos en los tiempos de viaje, lo que claramente afecta la calidad de vida de la población y pone en riesgo la salud.

Cada invierno las empresas que integran el gremio sanitario realizan campañas de educación para el adecuado uso de las redes de alcantarillado por parte de la comunidad, como complemento de los planes regulares de limpieza de los ductos.

Esto demuestra que las compañías sanitarias están conscientes del problema, aunque ello traiga consigo que la mayoría de las veces sean sindicadas erróneamente por las comunidades, los medios de comunicación -e incluso autoridades- como las responsables de estas graves situaciones.

Por eso, es preciso clarificar que la normativa actual entrega la responsabilidad del diseño, la construcción, el mantenimiento y el mejoramiento de los sistemas de recolección de aguas lluvias y de drenaje a los ministerios de Obras Públicas, en su fase primaria, y al de Vivienda y Urbanismo, en su fase secundaria.

Lo que en los hechos ha ocurrido es que por distintos motivos el Estado no ha podido priorizar el tema de las aguas lluvias mediante un plan integral, realizable y adecuadamente financiado, que vaya de la mano con el crecimiento y expansión de las ciudades.

Entendiendo que las soluciones son particulares para cada urbe en particular, es errado pensar que se trata sólo de construir grandes colectores. Lo que se requiere es aplicar una gestión avanzada de drenaje urbano, sistema que en otros países es operado por las empresas sanitarias, pues poseen, al igual que en Chile, la capacidad técnica y el conocimiento, el know how, para proveer este servicio público que responda eficientemente en los episodios de emergencia o crecidas.

Las empresas sanitarias son operadores especializados que pueden abordar estas contingencias como un todo y estar preparadas para enfrentarla en forma preventiva con una administración integrada del drenaje urbano, sistema que va desde la operación de mecanismos de alerta temprana, disposición de lugares previamente fijados para la inundación que permitan "laminar" las aguas lluvias, y luego usarlas o devolverlas programadamente al cauce.

En sólo 12 años de gestión privada, las empresas sanitarias realizaron las inversiones que van a permitir este 2012 alcanzar el mayor hito medioambiental de Chile: la descontaminación de la totalidad de las aguas servidas recolectadas de todas sus ciudades mediante la operación de alrededor de 270 plantas de tratamiento dispuestas en todo el territorio. A fines de la década del 90, esta realidad era sólo un lindo sueño; hoy la población puede dar fe de ella al constatar la descontaminación de los ríos, lagos y playas.

Cumplida la meta de la descontaminación de las aguas servidas, la industria sanitaria puede asumir un nuevo desafío país en materia de gestión de aguas lluvias para hacer de las ciudades de Chile mejores lugares para vivir.

Guillermo Pickering de la Fuente
Presidente Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios
ANDESS A.G.

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