El convenio sienta las bases para reforzar el suministro de agua para Santiago y optimizar la eficiencia hídrica de la cuenca, y contempla una mejora a la actual infraestructura; la reutilización de las aguas depuradas para darle una segunda vida al agua, la construcción de pozos profundos sobre el acuífero bajo la Región Metropolitana y piscinas de infiltración para recargarlos en las épocas excedentarias.
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Frente a la disminución de la cantidad de precipitaciones durante los últimos 50 años en el altiplano chileno, las autoridades ven la desalación como parte de la solución ante la escasez hídrica nacional. Para eso, Carlos Méndez, gerente general de Aguas Antofagasta, señala: “Estamos poniendo a disposición de la comunidad regional nuestra experiencia en esta tecnología para aportar no solo en mejorar la disponibilidad de agua en consumo humano, sino también para la industria y el crecimiento de la agricultura en el desierto".
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La sanitaria está construyendo nueve pozos, con un total de 23 contemplados, para hacer frente a la crisis de este recurso. Con una inversión de más de $10.500 millones para hacer frente a la escasez de agua que afecta a la región, ya cuenta con dos pozos operativos, Corfo y Baquedano, mientras que Sanchina 1, Nogales 1 y 2, estarán habilitados a fin de año, lo que permitirá reforzar el sistema de producción de agua potable en Rancagua y Machalí.
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