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Jessica López Saffie, Presidenta ejecutiva Andess

La presión sobre nuestra industria sanitaria es aún mayor, puesto que los servicios que prestamos, agua potable y saneamiento, son la mejor defensa ante el COVID y un gran aliado de la salud pública.

Hace más de un año como sociedad estamos enfrentando una pandemia que ha puesto a prueba todos los aspectos de nuestras vidas. Además de los esfuerzos personales que demanda la adaptación a un escenario con múltiples restricciones y nuevas exigencias laborales, también a nivel de empresas hubo grandes esfuerzos operacionales. 

La presión sobre nuestra industria sanitaria es aún mayor, puesto que los servicios que prestamos, agua potable y saneamiento, son la mejor defensa ante el COVID y un gran aliado de la salud pública. Desde que se inició la pandemia, los objetivos de la industria fueron muy claros: mantener el funcionamiento normal de sus operaciones, asegurando la disponibilidad de agua potable y saneamiento en los hogares urbanos y mantener contacto permanente con clientes y usuarios mientras se velaba por proteger la salud de los trabajadores y de la comunidad.

En paralelo, continuamos sufriendo los efectos de una sequía que se prolonga por 12 años, con efectos relevantes en la calidad y cantidad del recurso hídrico disponible en diferentes cuencas de Chile. Las inversiones de las empresas reflejan la complejidad de la situación, con alzas sostenidas en los últimos años, a medida que la sequía se prolonga y las consecuencias del cambio climático en la disponibilidad de agua, la calidad de las fuentes y las operaciones se hacen más evidentes. 

En esta primera cuenta pública, como Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios, Andess, hemos querido relevar nuestra respuesta a ese desafío. A pesar de todas las dificultades, el balance es positivo: en un país donde los habitantes urbanos estamos acostumbrados a abrir la llave a cualquier hora y obtener agua sin limitaciones, en las ciudades no faltó el agua para hacer frente a la emergencia. Incluso en los momentos de mayores restricciones, con las grandes urbes bajo cuarentena, las empresas del agua, en coordinación con las autoridades sectoriales, municipales y regionales, mantuvieron la continuidad de un servicio esencial para la ciudadanía. 

Hago una especial mención para los trabajadores de la industria del agua, incansables en su labor de sostener los servicios de agua potable y saneamiento a la población, con las exigencias de continuidad y calidad a las que ya estamos acostumbrados. Ello, durante un año de pandemia y, en el verano 20/21, con ocasión de las emergencias climáticas. Reconocemos y honramos su profesionalismo y entrega.

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Andess reúne a 22 operadores privados que prestan servicios de producción y distribución de agua potable y recolección y tratamiento de aguas servidas a 5,3 millones de clientes en las localidades urbanas de Chile.

Andess reúne a 22 operadores privados que prestan servicios de producción y distribución de agua potable y recolección y tratamiento de aguas servidas a 5,3 millones de clientes en las localidades urbanas de Chile. En conjunto, los socios de Andess atienden al 94% de los clientes de la industria.

Según las estimaciones de Andess, la industria sanitaria cerró 2020 con las siguientes cifras:

  • Los clientes de la industria superan los 5,7 millones, de los cuales casi 5,4 millones corresponden a hogares. Más de 15 millones de personas son atendidas por las empresas de agua potable del sector. Para la provisión de agua potable urbana, la industria utiliza en promedio el 11% de los recursos hídricos.
  • Las principales fuentes para la producción de agua potable siguieron siendo las superficiales, aportando el 59% del total de volumen de agua utilizado para producir agua potable. Con respecto al 2019, en promedio se mantuvo la proporción entre agua superficial y subterránea. 
  • El consumo promedio de los clientes continuó la tendencia a la baja, estimándose en torno a 17,2 metros cúbicos al mes, lo que significa que desde 1998 acumula una caída de 28%, En cuanto al consumo domiciliario, fue de 14,5 m3 al mes, similar al año anterior. 
  • El 62% de los clientes tiene un consumo promedio mensual igual o inferior a 15 m3 al mes, mientras que el 13% consume entre 15 y 20 m3/mes. Así, el 75% de los clientes tiene un consumo igual o inferior a 20 m3/mes.

En marzo del 2020 la industria se comprometió a que todos sus clientes tendrían el agua potable necesaria para enfrentar la emergencia, sin importar su capacidad de pago.

La pandemia del Covid19 se desató en Chile en marzo del 2020. En ese momento la industria se comprometió a que todos sus clientes tendrían el agua potable necesaria para enfrentar la emergencia, sin importar su capacidad de pago.

  • Las empresas asociadas a Andess suspendieron en marzo de 2020 todos los cortes de agua por no pago para asegurar el suministro de agua potable por su rol en la lucha contra la pandemia. En efecto, la primera recomendación de las autoridades de salud, y que se mantiene hasta hoy, es el lavado de manos frecuente con agua potable y jabón. La suspensión de cortes ha beneficiado a más de 900 mil familias a lo largo de la emergencia. Además, al declararse la pandemia se reconectó a 13 mil hogares que tenían el servicio interrumpido.
  • De manera voluntaria, la industria creó un sistema de beneficios para los clientes que no podían pagar su cuenta mensual debido a las consecuencias económicas de la pandemia. Esto implicaba repactar dicha deuda en cuotas alcanzables por las personas. Posteriormente, ante la dictación de un proyecto de ley, adaptó dichos planes para cumplir con la legislación. 
  • Una vez vencido el plazo previsto en el proyecto de ley original, de manera voluntaria y antes que se prorrogara en el Congreso, la industria amplió el plazo de los beneficios a sus clientes. Al cierre de 2020, se habían recibido 50 mil solicitudes de convenios Covid19 y otros 150 mil convenios adicionales para clientes con dificultades de pago.
  • Coordinamos con las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social la extensión de los subsidios al agua potable, de modo que los clientes más vulnerables mantuvieran este beneficio en la emergencia.
  • Pese a las dificultades creadas por la pandemia, y las restricciones asociadas, las instalaciones productivas se mantuvieron operativas en todo momento.
  • Para mantener la normalidad de los servicios fue clave el desempeño de los 17 mil trabajadoras y trabajadores de la industria, de los cuales más de 9 mil se desempeñan en plantas y en terreno. 
  • Las empresas adoptaron las siguientes medidas, teniendo en cuenta lo dispuesto por la autoridad sanitaria:
    • Definición de operaciones críticas en terreno, restricción de accesos, separación de turnos en equipos más pequeños para garantizar la continuidad operacional bajo fuertes medidas de bioseguridad, cuadrillas de respaldo en el caso de que algún turno fuera afectado por Covid y asesoramiento constante en materias de higiene y seguridad
    • Confinamiento de trabajadores en instalaciones de mayor importancia y tamaño, así como las más alejadas (Aguas Andinas, Essal, ADASA) 
    • Reconversión de funciones y teletrabajo para aquellos que podían desempeñar sus labores desde sus hogares
    • Cumplimiento de las exigencias sanitarias en oficinas de atención de clientes según el plan paso a paso (Aforo, plan de sanitización, entre otras), incluyendo el cierre durante las cuarentenas.
    • Habilitación de múltiples plataformas para el contacto y atención de clientes, con énfasis en los canales digitales. En 2020 hubo cerca de 8,5 millones de atenciones a público, un 10% más que en un año normal, y el 93% de ellas se realizó de manera remota. Al comparar con el año previo, hubo alzas de 21% en las de atenciones a través de centros de atención telefónica y de 42% mediante las páginas web de las compañías.

En los últimos tres años, las empresas han invertido US$ 534 millones en obras de infraestructura que buscan asegurar el abastecimiento de agua potable para las personas, en un contexto de sequía y cambio climático.

El cambio climático ha impuesto desafíos nuevos, y la industria ha respondido. Sólo en los últimos tres años, las empresas han invertido US$ 534 millones en obras de infraestructura que buscan asegurar el abastecimiento de agua potable para las personas, en un contexto de sequía y cambio climático.

Tras un año 2020 más bien seco, los últimos días de enero de 2021 se registró un episodio de lluvias convectivas que hicieron del mes el segundo enero más lluvioso de la historia, con más de 40 mm de agua caída en la zona central y valores aún más altos en algunas localidades cordilleranas. Desde que hay mediciones, sólo se encuentran registros similares en 1933, pero en el futuro es muy probable que nos enfrentemos a eventos similares, o incluso, más severos. Son consecuencia del cambio climático, que ya es una realidad en nuestro país. No es casualidad que 2019 haya sido el año más seco en la década más seca desde que hay registros en la zona central de Chile.

Pese a ello:

  • La industria mantuvo el servicio 24/7 en todo momento, manteniendo la calidad en estándares similares a años anteriores.
  • Ante la contingencia de lluvias en el mes de enero de 2021, la industria mantuvo el suministro gracias a la construcción de obras de seguridad de diversa magnitud en muchas ciudades de Chile. La más significativa son los mega estanques en Pirque que entregan mayor seguridad de agua potable en la capital, pero también hay que mencionar la interconexión Concón-Los Aromos para asegurar el abastecimiento del Gran Valparaíso, una segunda planta de filtros lentos para Rancagua, un nuevo embalse en Lota, y el reforzamiento de la impulsión del embalse Conchi hacia la planta que abastece a Calama para hacer frente al invierno altiplánico, entre otros.
  • El mes de enero pasado fue el más lluvioso en la zona central desde que existen registros. La altitud de la cota mil, más elevada que lo normal, implicó eventos de turbiedad a niveles no esperados, que la industria pudo administrar y mantener el suministro del servicio.
  • Las empresas tienen planes de inversión para los próximos años de montos superiores a los US$ 500 millones, centrados principalmente en seguridad en el suministro.

Sin duda, los desafíos que enfrentamos como sociedad requieren incentivos para adaptarnos al cambio climático tanto a través de inversiones significativas en obras de seguridad como de cambios en el comportamiento de los usuarios. Por ejemplo, mecanismos que promuevan la reutilización del agua servida tratada y la adopción de estructuras tarifarias flexibles, que permitan incorporar incentivos ambientales al ahorro y a la vez beneficios sociales.

La industria mantuvo el ritmo de inversión en 2020, con foco en obras para proveer agua potable, aumentar la seguridad hídrica y resiliencia de los sistemas, seguida de inversión en redes de alcantarillado y descontaminación de aguas servidas.

Las empresas socias de Andess concretaron inversiones por un monto superior a US$ 511 millones. Esta cifra es un 3,4% superior al año 2019, pese al impacto que ha tenido en las compañías la crisis sanitaria en materia de ingresos y morosidad. 

El foco de las inversiones ha estado en obras para proveer agua potable, aumentar la seguridad hídrica y resiliencia de los sistemas, seguida de inversión en redes de alcantarillado y descontaminación de aguas servidas. 

Algunas obras destacadas por su importancia e impacto programadas para 2021 son:

  • Obras de mejoramiento de la red de agua potable y la red de aguas servidas en las regiones de Arica y Parinacota y de Tarapacá, las cuales permitirán garantizar la calidad y continuidad del servicio, con más de 7.500 millones de pesos.
  • Inversión en la Región de Antofagasta por más de 56 mil millones de pesos en obras de mejoramiento de la red de agua potable y la red de aguas servidas, las cuales permitirán garantizar la calidad y continuidad del servicio.
  • Plan de inversiones por más de $ 7.000 millones para Atacama, con el objetivo de asegurar la continuidad y la calidad de los servicios de agua potable y alcantarillado. Destaca la mejora tecnológica de los sistemas de producción y mejoramiento de las plantas de tratamiento de aguas servidas.
  • En 2021 comenzará la ampliación de la conducción de aguas servidas en Compañía Baja, La Serena, una de las obras más relevantes para mantener el servicio de alcantarillado en esa zona de la ciudad, de amplio crecimiento.
  • Esval comenzará en 2021 la tercera etapa de su proyecto de conexión de la planta de agua potable de Concón y el embalse Los Aromos. Esto dará certeza en el suministro a más de un millón de personas del área de Valparaíso – Viña y ciudades adyacentes.
  • Proyecto de ampliación de la planta Quilicura en la Región Metropolitana. Ubicada en la comuna del mismo nombre y con una inversión de más de $ 4 mil millones, las obras tienen como objetivo aumentar la producción de agua en la planta de tratamiento mineral, beneficiando a un total de 27 mil clientes, en una zona de rápido crecimiento.
  • Dos proyectos serán inaugurados en el segundo semestre de 2021 en la zona oriente de Santiago: la “Nueva Alimentadora Providencia” que, con una inversión de $ 2.950 millones, renovará la infraestructura y reforzará el suministro de agua potable para 85 mil clientes. Por otro lado, se considera también la entrada en operación de las obras del Estanque San Enrique, en Lo Barnechea, que beneficiará a más de 100 mil clientes. Con ello se aumentará la seguridad en el suministro para el sector oriente de la capital.
  • Para el área sur-poniente de la Región Metropolitana, se espera para noviembre la entrada en operación del Estanque Talagante, que contará con una capacidad de 2.000 m3 y una inversión total de $1.650 millones de pesos, beneficiando el respaldo de abastecimiento de aproximadamente 4 mil clientes.
  • En las regiones atendidas por Essbio se contempla la ampliación de 12 plantas de tratamiento de aguas servidas. Destacan las de Santa Amelia (Rancagua, Graneros y Machalí), que será una de las más grandes de Chile fuera de la Región Metropolitana, y la construcción de una planta de tratamiento de aguas servidas en Iloca, apoyando al turismo en esa zona. En esa misma localidad se construirá una planta desaladora para asegurar el suministro y así contribuir al desarrollo de ese balneario
  • En Araucanía se invertirá en mejoramiento, ampliación o desarrollo de sistemas de tratamiento de aguas servidas, beneficiando a más de 20 localidades. Destaca por su tamaño las plantas de tratamiento de aguas servidas de Angol y Villarrica.
  • En la región de Magallanes se ampliarán y mejorarán las dos plantas de tratamiento de aguas servidas de Punta Arenas y Puerto Natales, las que se adaptarán a las nuevas condiciones debidas al cambio climático. Esto favorecerá a más de 200 mil personas.

El modelo público-privado de gestión de los servicios sanitarios ha funcionado en Chile y ha permitido la provisión continua y de calidad de agua potable y saneamiento en las zonas urbanas. Con el marco actual ha sido posible construir obras emblemáticas, pero la tarea no termina aquí. 

Andess estima que en el periodo 2020-2040 se requerirá concretar inversiones en la infraestructura sanitaria por más de US$ 10 mil millones, incluyendo sistemas tecnológicos de alto nivel para la operación.

El tratamiento de aguas servidas permite disponer de más de mil millones de metros cúbicos de aguas recuperadas en forma compatible con las normas vigentes

La industria mantuvo en el año 2020 su marcado compromiso ambiental. Una de sus grandes tareas es tratar las aguas servidas que generan los habitantes urbanos, recuperando esas aguas para ser reutilizadas o devueltas a la naturaleza en un nivel que implique vida y no contaminación. Para ello, opera 300 sistemas de tratamiento.

  • En términos de distribución regional, la mayor cantidad de sistemas de tratamiento de aguas servidas operativos se concentran en las regiones del Biobio y Araucanía, con 31 PTAS cada una. 
  • Las tecnologías de tratamiento de aguas servidas más utilizada es la de lodos activados, que descontamina un 55% del total de las aguas servidas. Los sistemas en base a lagunas aireadas son un 20%, mientras que aquellos en base a emisarios submarinos representan un 11% del total.
  • El tratamiento permite disponer de más de mil millones de metros cúbicos de aguas servidas tratadas en forma compatible con las normas vigentes. En cuanto al destino final, un 77% se devuelve a cursos fluviales y un 22,3% al mar.

Todas las plantas de tratamiento de aguas servidas que aumenten sus capacidades deberán entrar al sistema de evaluación ambiental, por lo que la industria reforzará su relación permanente con la comunidad a través de las instancias de participación ciudadana que determine la autoridad ambiental.

Los desafíos futuros en esta materia siguen siendo prioridad para la industria, entre ellos

  • Participar en la discusión sobre reúso de aguas servidas tratadas y el impacto del cambio climático en las fuentes de agua
  • Fomentar la economía circular no solo en materia de aguas servidas tratadas sino también en materia de biosólidos, generación de gas, electricidad, determinación de la huella de carbono, entre otras acciones
  • Seguir aportando medidas a la autoridad como un activo integrante de la Mesa Nacional del Agua.
  • Participar de la discusión sobre la norma que regula la calidad de las descargas de los sistemas de tratamiento de aguas servidas (DS 90), las relacionadas con normas de calidad secundaria y contribuir a la formulación de normas que regulen la emisión de olores molestos generados por diferentes actividades productivas.

Las empresas asociadas a Andess iniciaron acercamientos con el Estado para evaluar la posibilidad de conectar sus sistemas de distribución a sistemas sanitarios rurales en todo el país, ofreciendo una fuente de agua alternativa en la medida que exista factibilidad técnica y financiera para ello.

Durante el año 2020, la industria mantuvo un relacionamiento estrecho con sus distintos grupos de interés, buscando ser un aporte al país y a la sociedad.

  • La Iniciativa Agua y Medioambiente realizó 8 sesiones en las que buscó profundizar en el diálogo multiactores para generar una visión integral del tema del agua que se pueda plasmar en instrumentos de política pública e iniciativas que respondan a los desafíos de la hora actual. En particular, la relevancia del abastecimiento seguro y continuo de agua potable en el contexto de la Pandemia COVID 19 y los desafíos que representan, para la satisfacción del derecho Humano al agua potable y saneamiento, las brechas existentes en el sector rural.
  • Este año la presidenta de Andess asistió a diversas comisiones del Congreso, incluyendo economía y obras públicas, con el objeto de dar a conocer la posición del gremio y aportar en la discusión de varios proyectos de ley.
  • Andess participó de manera regular en la Mesa Nacional del Agua, relevando el rol de la industria y su mirada para mayor seguridad hídrica en el abastecimiento a la población. Como parte de esa instancia de coordinación se realizó una consulta pública y se propueso al país un nuevo ordenamiento en materia de gobernanza hídrica.
  • La sequía ha golpeado con mayor severidad a los servicios sanitarios rurales. Las empresas asociadas a Andess iniciaron acercamientos con el Estado para evaluar la posibilidad de conectar sus sistemas de distribución a sistemas sanitarios rurales en todo el país, ofreciendo una fuente de agua alternativa en la medida que exista factibilidad técnica y financiera para ello. 
  • La pandemia se ha reflejado también en una crisis económica de grandes proporciones y un incremento en el número de tomas y campamentos. Las empresas del agua se han coordinado con municipios y ONG para apoyar en materia de abastecimiento de agua potable para estos asentamientos informales.
  • Andess y la Asociación Chilena de Municipalidades (AChM) firmaron un convenio para la realización de acciones conjuntas para propiciar y mejorar las condiciones de accesibilidad, seguridad y eficiencia hídrica para beneficio de las comunidades urbanas y rurales del país y, de los Municipios asociados a la Asociación Chilena de Municipalidades.
  • Durante la última década, la industria ha enfrentado múltiples eventos de disrupciones operacionales provocadas por eventos como terremotos, aluviones, erupciones volcánicas, lluvias convectivas, aluviones, incendios forestales, entre una larga lista. En este lapso, las empresas se incorporaron al Sistema Nacional de Protección Civil, liderado por Onemi, y, en coordinación con las autoridades, han desarrollado respuestas ante eventos con potencial de discontinuidad de servicio. Esto incluye el despliegue de sistemas de alerta temprana a nivel regional y nacional y el diseño de planes de suministro de emergencia. Y este año se creó un Comité de gestión integral de riesgo al alero de Andess.
  • En esta línea, en 2020, Andess se incorporó como socio fundador al Instituto de Resiliencia ante Desastres, Itrend, un instituto público tecnológico que busca hacer de Chile un referente internacional en resiliencia ante desastres, a través de la creación de bienes públicos y la articulación de los esfuerzos de I+D+i+e.

Un desafío para el año 2021 será la constitución del COSOC de la industria sanitaria, una iniciativa pionera del sector privado. Este tendrá por objetivo:

  • Difundir y discutir con la sociedad civil el aporte a la sociedad de los servicios de agua potable y saneamiento.
  • Construir propuestas ciudadanas para fortalecer la importancia de la prioridad del consumo humano.
  • Asesorar a Andess en materias de vinculación de la industria con la sociedad civil, y en especial en la creación de mecanismos de participación ciudadana y resolución de controversias.

Las empresas han definido cuatro grandes líneas de acción: Acceso universal, Calidad de servicio, Inversiones verdes y Resiliencia (obras de seguridad), de modo de alinear sus planes de inversión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el ODS 6 sobre acceso al agua potable y saneamiento.

Las empresas socias de Andess han trabajado hace tiempo de modo de alinear sus planes de inversión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular el ODS 6 sobre acceso al agua potable y saneamiento. Para ello, han definido cuatro grandes líneas de acción: Acceso universal, Calidad de servicio, Inversiones verdes y Resiliencia (obras de seguridad). Estas líneas se expresan en:

  • Inversiones que permiten asegurar que el agua potable siga llegando a todos los hogares dentro de sus territorios de operación.
  • Inversiones en calidad de servicio, en aspectos como calidad del agua potable y la continuidad del suministro. 
  • Inversiones que mejoran los entornos de las comunidades y el medioambiente, por ejemplo, la incorporación de más tecnología para el tratamiento de las aguas servidas.
  • Inversiones en resiliencia, que permitan contar con sistemas cada vez más robustos para una mayor seguridad hídrica.

La industria sigue recorriendo un proceso de mejora continua que busca que sus clientes y la comunidad tengan una muy buena experiencia con sus servicios y todas las otras acciones que desarrolla para mejorar la calidad de vida en los centros urbanos. Esto plantea desafíos internos y externos importantes.

Las empresas continuarán avanzando en excelencia operacional con planes de gestión inteligente de redes que facilitan la mantención preventiva para las redes de agua potable y alcantarillado y hacen posible el monitoreo y control de redes en tiempo real. Eso se traduce en menores tasas de pérdida de agua en la red, menos roturas y menos cortes de emergencia.

La digitalización, innovación y adopción de nuevas tecnologías, para contribuir a las ciudades inteligentes y con mayor resiliencia, con un uso eficiente de la energía (si es posible, generando con el mismo movimiento del agua) y recuperación de recursos hídricos y energéticos, asegurando la sustentabilidad de las operaciones

Pero, también nos preocupan los desafíos del agua que trascienden la gestión de la industria y al territorio urbano. Hoy, unos dos millones de chilenos están en desventaja en acceso a agua potable y saneamiento sólo porque viven fuera de las localidades urbanas. Muchas comunidades rurales dependen de sus capacidades de organización y autogestión para conseguir lo que los habitantes urbanos dan por hecho: un suministro constante de agua potable segura y de buena calidad, el retiro de las aguas servidas de sus hogares y el tratamiento adecuado de esos residuos. La industria del agua urbana también está comprometida a colaborar con el logro del objetivo país de elevar la calidad del servicio en los sistemas rurales e incorporar el alcantarillado y tratamiento de aguas servidas en igualdad de condiciones con las localidades urbanas de nuestro país.

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