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La industria sanitaria: su compromiso con el medio ambiente de Chile

Las empresas sanitarias utilizan sólo el 11% del total de agua disponible, el resto se divide en un 72% utilizado por la agricultura, el 7% por la industria y el 4% por minería y generación.

Respecto al tratamiento de aguas servidas por parte de la industria sanitaria, existen 300 sistemas de tratamiento distribuidos a nivel nacional.

Los más de 1.200 millones de metros cúbicos de aguas servidas tratadas, unos 38 m3/s en función del volumen recolectado, se obtienen mayoritariamente a través de plantas de tratamiento de aguas servidas y también de sistemas primarios (asistidos, emisarios submarinos).

En 2020 se trataron 641.000 toneladas de lodos, los que fueron dispuestos conforme a la normativa vigente. El 74% se revalorizó en la remediación de suelos agrícolas y forestales (se usó como abono).


Para evaluar el beneficio país del tratamiento de aguas servidas se debe considerar la inversión de más de US$ 2.300 millones realizada por las empresas sanitarias entre 2000 y 2019 sólo para este propósito. Tomando como base la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima en US$2,5 el dinero que se ahorra un país por cada dólar invertido en tratamiento de aguas servidas, en ese período el ahorro en salud para Chile ascendería a más de US$ 5.750 millones.

En su Evaluación del Desempeño Ambiental de Chile 2016, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) destaca que “Casi la totalidad de la población urbana goza de acceso continuo a fuentes de agua potable. Las empresas de servicios de agua y saneamiento realizaron grandes inversiones con el objeto de ampliar las instalaciones de tratamiento de aguas servidas urbanas, que atendían al 96,6% de la población urbana en 2014”. El documento indica que la cifra es elevada si se la compara con otros países de la región.

Lo anterior ha logrado incorporar miles de hectáreas de riego seguro con la posibilidad de entregar a los diferentes cuerpos superficiales de Chile aguas que cumplen con las normativas ambientales vigentes.

Ello ha permitido disminuir la contaminación en distintos ríos y lagos a lo largo de Chile. Ejemplo de ello son los ríos Loa, Copiapó, Huasco, Elqui, Limarí, Choapa, Illapel, Petorca, Aconcagua, Estero Puangue, Maipo, Tinguiririca, Cachapoal, Biobío, Malleco, Cautín, Imperial y Valdivia, además de los lagos Villarrica y Llanquihue.

Así también, se han descontaminado los bordes costeros de localidades como Arica, Iquique, Antofagasta, Huasco, Caldera, La Serena, Papudo, Zapallar, Cachagua, Quinteros, Puchuncaví, Viña del Mar, Reñaca, Valparaíso, Litoral Central (todos los balnearios), Pichilemu, Gran Concepción, Puerto Montt, Puerto Natales, Punta Arenas y Porvenir.

Como beneficio adicional a la descontaminación de las aguas servidas, las empresas sanitarias han permitido evitar que toneladas de lodos y basuras sean depositados en diferentes cuerpos de agua y bordes costeros. Ello, mediante el tratamiento y disposición final de los biosólidos generados durante el proceso de tratamiento de la línea de sólidos que llegan a cerca de las 700.000 toneladas al año cuyo destino final es principalmente su uso en remediación de duelos degradados.

Por su alta cantidad de nitrógeno y fósforo, diversos estudios han demostrado el beneficio de la reutilización de lodos estabilizados en actividades como reforestación y en el sector agrícola. Otro beneficio ambiental es la generación de biogás durante el proceso de tratamiento, el que sirve de insumo para la fabricación de gas ciudad. Se estima que en Santiago esta cifra equivale a cerca del 10% del consumo doméstico.

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