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Por Carlos Mendez Gallo, Gerente General de Aguas Antofagasta.

Según cifras de Naciones Unidas, actualmente la mitad de las tierras agrícolas están degradadas, algo que pone en peligro el sustento y la seguridad de más de 3.000 millones de personas alrededor del mundo, sin duda una alarma global que debemos atender especialmente en este Día Mundial de la Desertificación y la Lucha contra la Sequía que se conmemora cada año el 18 de junio.

Si miramos más de cerca, en nuestro país vivimos tiempo de sequía y escasez hídrica estructural que afecta de norte a sur y que se extiende por más de una década, por lo que debemos poner mayor atención aún, además Chile es uno los países del mundo que se verá más afectado por el cambio climático. Esta crítica situación nos obliga a asumir este desafío país con una mirada integral, por lo cual desde la industria sanitaria estamos enfocados a realizar una gestión más eficiente de nuestros procesos y con inversiones que otorguen resiliencia para enfrentar la escasez hídrica.

Para el caso de Antofagasta, nuestro sistema mixto de abastecimiento en la región, nos permite contar con una vasta experiencia en producción de agua potable vía fuentes continentales y marinas. Es así como ya cuatro de las ciudades que atendemos operan con fuentes productivas a través de desalación de agua de mar; Antofagasta, Mejillones, Tocopilla y Taltal. Dos de ellas -Antofagasta y Tocopilla- con doble sistema de abastecimiento, tanto de cordillera como del mar. Esta particular y robusta condición permite asegurar 100% la continuidad del suministro en caso de emergencias provocadas por la naturaleza y estar provisionados para el futuro.

Somos pioneros y principales impulsores de la desalación para consumo humano en América Latina, lo que nos hace un ejemplo de sustentabilidad en la producción de agua potable en el actual escenario global de escasez hídrica, entregando un producto con el más alto estándar de calidad exigido por la normativa chilena, puesto que el agua potable ya sea que provenga de fuentes cordilleranas o de mar, debe cumplir exactamente la misma norma de calidad que exige la institucionalidad chilena, antes de inyectarse a las redes de distribución para consumo humano. De esta forma, desde el desierto más seco del mundo, en medio de una mega sequía nacional, en Aguas Antofagasta nos sumamos a los esfuerzos por mantener la permanente disponibilidad de agua para satisfacer las necesidades de las comunidades que atendemos.

Fuente: El Mercurio de Antofagasta.

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