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En entrevista con Pulso/La Tercera, la presidenta del gremio, Jéssica López, destacó que las personas no sienten la escasez debido a que el suministro de agua potable en las ciudades se ha mantenido constante.

Por Sofía Aravena, Pulso.

El país atraviesa una megasequía hace más de una década. Los embalses están a menos de la mitad de su promedio histórico y se suma que Santiago tuvo su tercer julio más seco en 72 años. En medio de este escenario de una menor disponibilidad de este recurso, desde la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess) dicen que está asegurado el abastecimiento para los próximos meses, pero hacen un llamado a la conciencia por parte de todos los usuarios del agua.

“Diría que está bastante asegurado, pero en estas cosas el 100% nunca existe. Diría que no bajemos los brazos en términos de hacer más responsable el uso del agua, cuidar el agua por parte de todos los actores. Hay países que en épocas más críticas han ajustado con restricciones municipales el uso del agua. Hay un montón de cosas que quizás vamos a tener que hacer. No podemos bajar los brazos, en términos de mantener la tensión, y eso es difícil para nosotros, porque la gente no tiene percepción de escasez, porque nunca ha faltado, nunca se ha restringido, pero hay escasez. Hay que cuidar el agua en todas las actividades”, dijo la presidenta del gremio, Jéssica López, a Pulso TV.

López destacó las labores que se están llevando a cabo para garantizar el agua para consumo humano en los próximos meses. El embalse El Yeso está con el 80% de su capacidad y se espera que el embalse Los Aromos alcance los 23 millones de metros cúbicos, que permite abastecer a la Región de Valparaíso.

Están tranquilos, sostuvo, porque de los embalses destinados a agua potable para la Región Metropolitana, “el embalse El Yeso está con bastante agua, y por otro lado se está en el proceso de incrementar el agua de reserva del embalse Los Aromos, y ahí ya tienes el 70% de la población del país, que es bien importante”.

López explicó que esto ha sido posible debido a que cuando hay decreto de escasez, “los tenedores de agua tienen que ponerse de acuerdo para la redistribución que permita abastecer el consumo humano. Eso ha permitido que las sanitarias hagan acuerdos con agricultores o tenedores de derechos de agua de manera que los disponen en beneficio de las personas”.

Por otro lado, detalló que en los últimos años se han invertido casi US$1.000 millones para permitir que haya abastecimiento de agua a pesar de la escasez del recurso, debido al cambio climático.

“Se están haciendo todo tipo de inversiones. En los últimos cinco años se han invertido unos US$930 millones en inversiones que, al final, nos permiten tener agua en todas las ciudades y que no hayamos tenido nunca una restricción. Van a ser dos años de pandemia y el agua siempre ha estado ahí. Entonces, algo se ha hecho bien que ha permitido que, con esta sequía, hemos sido capaces de sostener la provisión de agua potable inalterada, por eso la gente no tiene conciencia que estamos con este problema”, indicó.

Uno de los aspectos que, a juicio de la presidenta de Andess, debería ponerse sobre la mesa, es un nuevo esquema tarifario, como un incentivo ante la mayor escasez de agua.

“El primer metro cúbico que uso para las actividades más urgentes tiene el mismo precio que el metro cúbico 100 que uso para limpiar la vereda. Eso no es posible, y menos en un país con este nivel de escasez. Un cambio en la estructura de precios del agua también es un buen incentivo. Hay que discutir un esquema de tarifas crecientes. El consumo promedio de la familia chilena es de 15 metros cúbicos al mes, si alguien consume 60, bueno ahí habría que pagar más. El tema de la estructura tarifaria por bloques crecientes se usa en los lugares con mucha escasez”, señaló.

Hace algunos días conocimos que la sequía y el menor abastecimiento de gas han golpeado los resultados de las empresas del sector eléctrico. En el rubro de las sanitarias también ha habido un impacto en sus resultados por diversos factores, como cuentas impagas de muchos usuarios en un contexto en el que se legisló para evitar cortes y un mayor gasto para operar en pandemia.

“La industria acumula una deuda de US$200 millones que son cuentas impagas. Queremos sentarnos con el gobierno a ver cómo resolvemos esto. Se ha apretado la liquidez. La operación en pandemia es mucho más cara que una operación normal. La operación en pandemia lleva un sobrecosto; de hecho, muchas empresas tuvieron que renegociar los covenants de sus bonos o con los bancos. Se apretó la situación financiera. La situación ha sido complicada, se han apretado las utilidades. Es natural, nadie esperaba otra cosa. Cuando estuvimos confinados se redujo el consumo, y esto es como que se reduzcan las ventas de cualquier compañía (…) La industria ha tenido un impacto en sus resultados. La mayor preocupación tiene que ver con empresas sanitarias pequeñas”, alertó.

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