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La segunda mayor sanitaria del país admite un fuerte incremento en los clientes morosos con dos o más cuentas impagas y advierte de serios problemas en el pago una vez que termine el beneficio de no corte del suministro por la pandemia.

La prolongada condición de sequía en el país ha impulsado el avance de plantas desaladoras, las que suman poco más de 20 desde la Región de Valparaíso hacia el norte y cubren las necesidades de los rubros minero e industrial —principalmente—- y de agua potable para consumo humano.

Pero la escasez hídrica activó la necesidad de construir la primera desaladora de la zona centro-sur de Chile. Esto porque este año partirá el desarrollo de una planta en la turística comuna de Pichilemu, Región de O’Higgins, para enfrentar las exigencias de la menor disponibilidad de agua para los habitantes de esa zona.

Así lo señala Cristian Vergara, gerente general de Essbio, la segunda mayor sanitaria del país, controlada por la canadiense Ontario Teacher’s Pension Plan Board (OTPPB) y que atiende a más de 842 mil clientes de las regiones de O’Higgins, Ñuble y Biobío.

Vergara cuenta que la compañía tiene en marcha inversiones por $41 mil millones en diversas obras para enfrentar la sequía, monto que se desprende de un plan quinquenal de $192 mil millones que comenzó en 2019.

“Entramos en una etapa de definiciones porque el principal desafío que tenemos es la sequía y este año debemos materializar inversiones importantes para enfrentar esta escasez hídrica”, comenta Vergara. A modo de ejemplo comenta que la condición hídrica de Chillán ha disminuido 46%, en el Cachapoal 41%, mientras que en el río Biobío se advierte un descenso del 36%.

“No hemos tenido eventos que pongan en riesgo el abastecimiento, pero en el largo plazo vamos a enfrentar condiciones que hoy no estamos viviendo”, sostiene el ejecutivo que cuenta con 23 años de experiencia en el rubro sanitario.

La desaladora se levantará en el sector de San Antonio, en Pichilemu, en un terreno donde está la planta de tratamiento de aguas servidas de Essbio.

Vergara indica que la planta demandará una inversión de $2.300 millones, “aportará 20 litros por segundo y esperamos llevarla a 58 litros por segundo para dar solución a la zona urbana de Pichilemu”. La firma tiene 9.300 clientes en esa comuna.

Añade que ya se están realizando las pruebas de salinidad del agua para escoger las membranas adecuadas para el funcionamiento.

Si bien la obra más emblemática de Essbio es la desaladora, también está realizando otras de relevancia en Rancagua —23 pozos— y en el Biobío destaca una interconexión entre Florida y Quillón. Asimismo, trabaja en un proyecto de reutilización de aguas servidas para infiltración.

Si bien el año pasado Essbio y la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) informaron de un acuerdo que reducía en 1,3% en las tarifas de los clientes de la firma para el período 2021-2026 —medida que parte en septiembre próximo—, la sanitaria advierte que las obras para enfrentar la sequía tendrán un efecto alcista en las cuentas.

Vergara sostiene que llegaron a un acuerdo con la SISS respecto de que dichas inversiones “van a tener una compensación tarifaria”. De todos modos, destaca que considerando la relevancia de las obras será un ‘impacto marginal’ que le permitirá a la firma compensar la reducción de precios antes mencionada.

En materia de gestión del agua, mencionó un acuerdo “histórico” con Enel Generación, que administra la central Ralco, para que se entreguen caudales que permitan durante el verano sostener el flujo en el río Biobío.

Morosidad

Aparte de la sequía, otra de las grandes preocupaciones de Essbio es el fuerte aumento de la morosidad de clientes producto de las medidas de apoyo a las familias durante la pandemia que han suspendido el corte de los servicios básicos.

Cristian Vergara afirma que 235.401 clientes de la empresa —alrededor del 30% del total— registran más de 60 días de impagos, es decir, dos o más cuentas morosas. Agrega que la deuda en este tramo suma $20 mil millones, subiendo más de $9 mil millones desde febrero de 2020.

Si bien las sanitarias extendieron voluntariamente hasta noviembre próximo el no corte de agua por morosidad, Vergara visualiza serios problemas con los pagos posterior a esa fecha, debido a la carga financiera que están acumulando las familias, especialmente las que no han pagado las boletas por muchos meses. Plantea generar un subsidio especial de pandemia, pero centrado en las familias más carentes.

Indica que, del total de morosos de más de 60 días, el 53% tiene consumos de 15 a 20 m3, volumen propio de una familia de “clase media carente”, añade. Pero revela que otro 27% de los deudores de dos o más boletas muestra consumos sobre 60 m3. “Esas familias no pertenecen a las del rango carente, pero la señal que entendieron es que se puede postergar el pago de forma infinita”, afirma.

Fuente: El Mercurio.

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