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Con nuevos pozos, mejoras en infraestructura de servicios y con plantas desaladoras en el norte, empresas buscan asegurar el suministro de agua potable en el país.

Para asegurar la continuidad y calidad del agua potable para consumo humano durante el período estival, en un contexto de sequía estructural y en pandemia, las empresas sanitarias del país están desarrollando acciones y proyectos, asociados a fuertes inversiones, de acuerdo a su rol de utilidad pública.

Así, las empresas sanitarias que operan en Chile trabajan mirando el horizonte a mediano y largo plazo para cumplir con su obligación de entregar el servicio con calidad y continuidad.

José Luis Murillo, gerente general de Esval, sanitaria que entrega el servicio en la Región de Valparaíso, afirma que “nuestro principal esfuerzo, hace ya más de una década, ha estado en mantener la continuidad del suministro pese a la sequía, que en nuestra región es especialmente dura. Lo hemos logrado gracias a una estricta planificación que nos permite adelantarnos y reforzar nuestros sistemas con nuevas fuentes, pero también con una red más flexible, que permite administrar de mejor forma el agua y mantener la continuidad del suministro. Aunque la situación es ajustada, estamos preparados para enfrentar este verano sin inconvenientes”.

Entre los proyectos más relevantes de la compañía para abordar la escasez hídrica Murillo destacó “la conducción que une el embalse Los Aromos y nuestra planta en Concón, que nos permite hacer un uso más eficiente del recurso y que dará respaldo al abastecimiento de agua potable a más de un millón de personas del Gran Valparaíso a 2040, iniciativa que implica una inversión total de $28.000 millones”.

Añadió que “el próximo año iniciaremos la fase 3 de esta iniciativa, que permitirá utilizar los excedentes del río que van a parar al mar, con los que vamos a rellenar el embalse”.

En tanto, en Essbio, que atiende a las regiones de O’Higgins, Biobío y Ñuble, su gerente general, Cristian Vergara, asegura que “solo en 2020 hemos invertido cerca de $55.287 millones, cifra que representa la mayor alza desde 2013 y que se ha destinado a robustecer el servicio. Además, estamos desarrollando un plan de inversiones de mediano y largo plazo con el objetivo de enfrentar la megasequía que afecta hace más de una década a las zonas donde operamos”.

“En el corto plazo —agregó—, y con el fin de robustecer nuestro servicio durante el período estival, elaboramos el Plan Verano Essbio 2021, que incluye obras que permiten entregar mayor seguridad hídrica. Las acciones contemplan una inversión de $4.123 millones para las regiones de O’Higgins, Biobío y Ñuble”.

En Aguas Antofagasta, en tanto, señalan que las dos décadas de experiencia en desalación de agua de mar les permiten asegurar la sustentabilidad del suministro de agua potable, tanto en la cobertura de la actual demanda como en el abastecimiento necesario para las próximas décadas. “Hemos implementado un robusto plan de obras e infraestructura desde el año 2019, para enfrentar de mejor forma las adversidades de la naturaleza, a propósito de los efectos del cambio climático, cuya consecuencia más evidente ha sido el recrudecimiento de las lluvias estivales que año a año se presentan en verano en la zona”, dijo Carlos Méndez, gerente general de Aguas Antofagasta Grupo EPM.

En el contexto de pandemia, que tiene como factor clave el uso de agua potable en la prevención de contagios, la estrategia de aseguramiento hídrico de Aguas Antofagasta se basa principalmente en el uso de la desalación —con su planta de Antofagasta, que abastece a Antofagasta y Mejillones— y en el robustecimiento de la infraestructura que capta agua en la zona cordillerana.

Fuente: El Mercurio

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