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Por Carlos Méndez, gerente general de Aguas Antofagasta

Las fuertes precipitaciones que afectaron la zona central de nuestro país el fin de semana pasado, provocando incluso aluviones en diversos sectores cordilleranos, nos llevan a reflexionar sobre el rol clave que cumple la infraestructura sanitaria, que muchas veces pasa desapercibida. Las señales del cambio climático cada vez son más evidentes y frecuentes; y las lluvias del fin de semana son un claro ejemplo en ese sentido, pues pudiendo mitigar en parte los daños de la mega sequía que afecta a la zona centro norte de Chile, se transformaron en una gran tragedia para muchas familias afectadas por crecidas de afluentes o aluviones.

En nuestro norte, cada verano somos testigos de situaciones similares, producto de las lluvias estivales conocidas como «Invierno Altiplánico» y no es casualidad que a la fecha no hayamos sufrido cortes de suministro a pesar de las fuertes lluvias cordilleranas, mismas que probablemente nos seguirán acompañando durante este mes.

Sin duda la robustez de nuestro sistema productivo cordillerano no es fruto del azar, sino de una planificación público privada de la que formamos parte, para prevenir efectos adversos en la población.

En efecto, nuestros protocolos preventivos los aplicamos permanentemente para evitar daños al momento de la llegada de las lluvias y esto incluye no sólo preparar nuestra infraestructura sanitaria cordillerana y precordillerana, sino que además redoblar nuestro contingente de colaboradores en terreno y contar con maquinaria y equipamiento adicional en estas fechas, con el fin de prevenir o mitigar riesgos. La construcción de un nuevo coagulador en la Planta de Filtros Cerro Topáter, fue una de las obras concretadas en este último bienio, con el fin de aumentar la capacidad de producción de agua potable para la capital de la Provincia del Loa. Otra de las obras realizadas durante el periodo fue la ampliación del caudal desde el Embalse de Conchi, para aportar en la continuidad del servicio durante las contingencias, en caso que las captaciones no puedan abastecer de agua debido a las probables crecidas de ríos. Con esto se podrá mantener la continuidad del servicio a la comunidad. Ambos proyectos implicaron una inversión de más de 2 mil millones de pesos.

Pero nuestro foco no está sólo en las instalaciones cordilleranas y precordilleranas. Estamos convencidos que la diversificación de las fuentes productivas de agua potable son la respuesta más adecuada para asegurar el suministro a nuestra región. Por eso desde hace casi dos décadas somos líderes en Chile en desalación de agua potable para consumo humano. Más emblemático aún es el caso del puerto salitrero de Tocopilla, donde recientemente inauguramos la Planta Desaladora Tocopilla, que abastece el 100% de la demanda de esa comuna.

Esta apuesta por la sustentabilidad del suministro en medio del desierto más seco del mundo, nos permite afrontar con mayor propiedad las dificultades que la naturaleza impone cada vez con más frecuencia e incluso pasar por encima de la amenaza de extensión de la mega sequía que afecta a la zona centro norte del país.

Fortalecer permanentemente nuestra infraestructura es nuestro objetivo permanente y así iniciamos más de 100 proyectos durante el 2020, que implican una inversión superior a los 70 mil millones de pesos, inversiones que continuaremos este 2021 para seguir robusteciendo nuestra infraestructura y el servicio hacia la comunidad regional.

Fuente: El Mercurio de Antofagasta

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